Lo difícil no es encontrar mujeres, lo difícil es encontrar a una que brille intensamente por dentro, lo suficiente como para despoblarte.
Cada una viene del país que más le apetece pertenecer, esa patria intensa que araña posibilidades. De eso, ellas no hablan, no.
Son intensas y eternas, inconsumibles. Con un fuego de mil serpientes calientes voladoras. Aves de vuelo, ellas pertenecen a los cielos. Desde ahi vigilan la fragilidad.
Yo no les creo la suavidad, son perversas en el amor, porque ellas saben amar. Saben estrujar el corazón con una sonrisa. Mirarlas como caminan es ver pasar nuevas diosas, diosas del carácter.
Inmunes a la inmundicia del mundo y sus presiones estéticas. Guerreras del amor.
Libran batallas y se hacen coronas de mil victorias. Sin miedo, como quien gusta brincar escaleras al cielo, a la eternidad. Ellas, la cobija del eterno.
Su majestad el tiempo las admira pasar y conquistar. Desvastar mundos ineptos. Recorren la tierra envueltas en manto de llamas.
Ese es el silencio que necesita la vida, la voz de mujer. Voz calma y solloza. Ellas pueden ver imperios donde ahora hay guerras, destronar corazones sucios.
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originalmente escrito un 24 de Octubre de 2016.