..Y el infinito estalló
en mil estados
de luces simultáneas
esparciendo chispas
revoloteos de energía espectacular,
esa energía
contenida en tus ojos,
de estrella.
Tu sonrisa,
absorbida,
por el recuerdo
y contagiada
al universo,
que te vio nacer.
Fueron tus ojos
los que me avisaron de la mañana,
de alzar la mirada,
y ver el amanecer
puesto justo ahí,
para nosotros;
para admirar
y saberme amado.
Sin hablar del amor incondicional:
el amor era ella.
Ese amor que,
también se contiene
y se suelta,
de a poquitos,
a veces,
con pequeños besitos inesperados.
Vuela mi niña,
vuela,
que ahora nada te detiene.
Tus ojitos
siempre miraron el horizonte.
Tus ojitos
que siempre vieron la torpeza de mis pasos
y aún así,
nunca sentí las prisas
del tiempo.