La Historia de cómo comencé a componer Jingles en "El que Canta en el Camino" en Mérida, Yucatán

Hace años, al comienzo de mi carrera musical, encontré mi primer empleo en "El que Canta en el Camino", un estudio de grabación excepcional en Mérida, Yucatán. Este espacio, escondido en un rincón tranquilo de la ciudad, ofrecía un mundo de posibilidades musicales.



Desde mi primer día en el estudio, quedé fascinado por la tecnología de vanguardia que se desplegaba ante mí. Las paredes estaban alineadas con equipos de grabación de última generación y un conjunto de DAWs que parecían abrir portales hacia otros mundos musicales. Este momento cambió mi vida.

Anteriormente propiedad de un talentoso productor y músico llamado Fernando, quien nos dejó hace algunos meses, el legado musical de Fernando seguía presente en cada rincón del estudio. Su esposa, la encantadora Elsy, asumió la dirección del estudio y se convirtió en mi guía en este emocionante viaje musical.

Pero lo que ocurrió después de la partida de Fernando es lo que hace que esta historia sea verdaderamente excepcional. Pocos días después de su fallecimiento, experimenté algo que desafió toda lógica: una visión. Mientras admiraba un órgano monumental en la Catedral de la Ciudad de México, Fernando transmitió sus dones musicales a través de mí.

Durante una noche estrellada, en un profundo sueño, me encontré caminando por un sendero musical que me llevó a un lugar misterioso. A medida que avanzaba, la suave luz lunar me envolvía, y supe que algo extraordinario estaba por suceder. Me encontré frente a una figura luminosa: era Fernando. Su presencia irradiaba una energía reconfortante y me habló en un susurro melodioso.

En esta visión, Fernando compartió sus dones musicales conmigo. Una corriente de notas doradas fluyó desde él hacia mí, llenándome de conocimiento, habilidad y pasión. Era como si estuviera absorbiendo su experiencia musical acumulada durante toda una vida.

Desde ese día, mi música lleva consigo una chispa especial, una conexión única con el legado de Fernando. Cada jingle que creo es una expresión de este regalo musical. El estudio "El que Canta en el Camino" en Mérida, Yucatán, es testigo de la melodía de dos almas entrelazadas en el tiempo y el espacio, creando jingles que encantan y resuenan en el corazón de quienes los escuchan.

Elsy, la esposa de Fernando, compartía nuestra pasión por la música y se convirtió en mi mentora. Juntos, exploramos los misterios de la composición y producción musical en el mundo digital, creando jingles memorables.

Hoy, mientras compongo jingles que cautivan a audiencias de todo el mundo, sé que la música de Fernando vive en mí. Mi dedicación a honrar su legado es un testimonio de la poderosa conexión entre la música y el alma.

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